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viernes, 4 de mayo de 2012

LA FELICIDAD DE LAS PERSONAS SENSIBLES Y LA PIRÁMIDE DE LA FELICIDAD INTERIOR O ESPIRITUAL / HAPPINESS OF INDIVIDUALS SENSITIVE AND THE PYRAMID OF THE INTERIOR OR SPIRITUAL HAPPINESS


¿Tú eres, te consideras, una persona, digamos, "sensible"? ¿No te has preguntado nunca cómo puedes ser más feliz, cómo puedes llegar a tener más momentos de "felicidad"/"alegria interior"/"satisfacción íntima", etc.
a lo largo de la mayor cantidad posible de todos los dias de tu vida? Este artículo trata de ser una herramienta útil para que cada uno de nosotros se haga a sí mismo dichas preguntas y posibilite la obtención de alguna que otra respuesta que facilite su paso por la vida. Y, con él, a todas aquellas otras personas con la que ser relaciona normal u ocasionalmente.

A poco que pensemos sobre cómo puede tenerse la mayor felicidad posible a lo largo de la vida terrena, y siempre que haya el mínimo de requisitos materiales adecuados a cada momento de la misma y a lo que sería medianamente aceptable por la mayor parte de la ciudadanía de la sociedad y época concretas en las que haya tocado vivir, teniendo también en cuenta que nos respete la enfermedad y el dolor, tanto a nosotros como a las personas de nuestra familia, llegaremos a una serie de conclusiones fáciles y sencillas, que, posiblemente, en poco se diferenciarán unas de otras, en su fondo, indistintamente de quién las realice.

Evidentemente, hay muchas tipos de personas/personalidades y este artículo únicamente hace referencia  a todas aquellas que se consideren a sí mismas como integrantes del grupo de las que podemos calificar con el adjetivo de “sensibles/espirituales”, tengan el grado que tengan en cuanto a la consciencia y a la intensidad
posible de vivencia subjetiva interior de dicha sensibilidad/espiritualidad.

Entendemos aquí por “felicidad” a los momentos de sensación/satisfacción interior/alegria íntima que proporciona un gran gozo subjetivo a la persona que está viviendo dicho momento.

No tenemos en cuenta aquí a todos aquellos productos, actos y todo tipo de actividades que están directa o indirectamente relacionados con los sentidos y la química existente en el cuerpo humano. Nuestro centro de atención es única y exclusivamente aquellos tipos de sensaciones que normalmente consideramos como parte de “nuestra vida interior” y que solemos calificar, en lenguaje vulgar, como “inmateriales”.

Igualmente, circunscribimos este corto y limitado análisis al ámbito geográfico, económico, sociológico, antropológico y cultural de la sociedad española actual, válido seguramente también para otras sociedades similares de nuestro entorno.

Partimos de varios conceptos y premisas básicas: el término “amor” lo utilizamos en el sentido máximo a que se refieren los Evangelios y otras religiones diferentes de la cristiana. Equivale o es sinónimo de “felicidad”.

Este vocablo lo pondríamos en el punto más alto de la pirámide, de una pirámide escalonada. Allí estarían aquellas personas, muy pocas personas, que a lo largo de mucho tiempo de su vida consiguen sentir la  mayor cantidad posible de momentos de la “felicidad” mencionada. En mi modesta opinión, en dicha cima encontraríamos a las personas con características propias de los denominados “místicos” o similares, personas espiritualmente muy avanzadas, que, además, lleven a cabo normalmente actividad/actividades que
afecten a otras personas y que vienen originadas, tienen su raíz, en dicho “amor” fraternal, sumando a ello las sensaciones de amor de pareja y el paterno-filial y la consciencia, percepción y amor hacia todo lo que les rodea, como parte viva del Todo.


En el punto más bajo de la pirámide, donde menos momentos existirían de dicha “felicidad” mencionada a lo largo del tiempo de la vida terrena, nos encontramos con aquellas personas que se encuentran solas, aisladas, que no tienen fe/”espiritualidad” o similar, que tienen de manera casi permanente la sensación de soledad interior existencial, que no se relacionan con otras personas o no se implican ni un mínimo emocionalmente con ellas, que no tienen pareja ni relaciones paterno-filiales o que, en la práctica, es como si no fuera así, por unas causas o por otras.

Otra forma de visualizar mentalmente la cuestión aquí tratada, de facilitar una mejor comprensión de esta temática, es la de imaginar que cada día de nuestra vida es como un cuadrado dividido a su vez en pequeños cuadraditos, cuadrículas: a más momentos que vivimos de "felicidad" (tal y como la hemos intentado explicar más arriba), más cuadraditos tendremos pintados con colores...y, a menos momentos que vivamos, más cuadraditos tendrán ausencia de color...
Las personas, las pocas personas, que estarían en la cima de la pirámide escalonada tendrían, a su vez, cada día como un cuadro impresionista, puntillista, etc. Es decir: un equilibrio perfecto lleno de múltiples colores...por contra, en el punto más bajo de dicha pirámide, encontraríamos a la mayor cantidad de personas, aquéllas cuyo cuadro diario cotidiano es semejante a una imagen sombría, oscura...

¿En qué parte de la pirámide escalonada podríamos colocar a las personas que tienen una relación de pareja medianamente satisfactoria y unas relaciones paterno-filiales buenas, a las que se consideran a sí mismas como unas personas "bastante felices", bastante llenos de afectividad/cariño/amor, tanto dando como recibiendo? Como es una situación relativamente normal, en la que sí pueden verse reflejadas una gran cantidad de personas, podríamos situarlas en el centro de la misma.

A su vez, este tipo de personas tendrían un cuadro en cada uno de sus dias, en muchos dias, mientras les dure dicha situación mencionada, con bastante colorido pero con muchas cuadrículas en blanco, gris o negro...
¿Y cómo podrían dichas personas que se encuentran en el centro de “la pirámide de la felicidad interior”subir peldaños en la misma? Creo que complementando, aportando, sumando más, a todo aquello que ya tienen. Cada persona debe plantearse periódicamente, a lo largo de su vida, qué aspectos puede "subir", "completar", "sumar"...Los caminos y procedimientos vendrán determinados en gran parte por las propias características interiores sensibles/”espirituales”/”inmateriales” de cada persona, por su propia capacidad de “emisión/recepción” en los temas/asuntos de “amor”, “amor fraterno”, “consciencia de su integración en el Todo”, etc. A más actividad en dichos aspectos, aquéllos que son inherentes a las personas
que se encuentran en la cima de la pirámide, más peldaños se subirá, más cerca se estará del tramo final. Cada nuevo paso hacia arriba comportará más momentos vividos de dicho "gozo interior"/"felicidad"...más cuadrículas de color y menos de oscuridad...

Lo que vulgarmente denominamos “corazón”/”alma”/”espíritu”, etc. hace referencia a “algo” que no tiene límites, porque dichos límites y/o limitaciones las ponemos/instalamos/colocamos nosotros mismos: somos las propias personas las que lo aprisionamos a nuestro "corazón"/"alma"/"espíritu", las que lo ponemos barrotes y cortapisas, por condicionamientos y mentalidades sociales mayoritarias existentes en la sociedad y épocas concretas...límites y prohibiciones de todo tipo...algo que provoca y supone el nacimiento y la existencia de miedos, inseguridades, incomprensiones y consecuencias prácticas negativas, efectos represivos y restrictivos de toda índole en la vida cotidiana encadenada que normal y mayoritariamente se va viviendo por todos nosotros.




















Lo normal es que haya poquísimas personas que lleguen a estar en dicha cima hipotética de la pirámide escalonada, en la pirámide que hemos mencionado como una forma de entender el tema. Un ejemplo claro de dichas personas ha sido Vicente Ferrer: cristiano practicante total, con familia, etc. Sí, como diríamos en una conversación popular: "Hay pocos santos".